«La inquietud de la noche» de Marieke Rijneveld. #RESEÑA


 
El duelo, la pelea con Dios y la muerte rodeándolo todo: así es el Premio Booker Internacional 2020.

 


¡Hola, lectores! Bienvenidos a esta nuevo boletín. Estoy muy entusiasmado por contarles mi experiencia con La inquietud de la noche, obra ganadora del Booker Internacional 2020, de la autora holandesa Marieke Rijneveld. El presidente del jurado, Ted Hodgkinson, señaló que la novela de Rijneveld «reinventa sin descanso las narrativas recibidas, desde los mitos fundamentales hasta el folclore familiar, y sumerge a los lectores en encuentros inquietantes y placenteros, en estado de transición». En dicho galardón compitió la autora mexicana Fernanda Melchor con Temporada de huracanes (un fuerte contendiente), sin embargo, los jueces premiaron la novela debut y superventas de Rijneveld (Yalitza Aparicio, ¿quién te conoce?).  

         Y con muchísima razón.

         La inquietud de la noche se encuadra en la vida de una infante granjera, quien tras perder a su hermano narra desde su óptica la atmósfera lúgubre que lo permea todo. La muerte no queda tan solo en ese accidente, sino en cada paso que le sigue al duelo, en cada poro de territorio a su alrededor. Lo mejor de todo es que la autora deja muchas escenas implícitas para el lector, de modo que la muerte traspasa las páginas y se vuelve un fantasma que siempre está a la espera de ser descubierto, de ser revelado.

         Aunado a lo anterior, el personaje que nos narra la historia también cuenta los cambios de su cuerpo y, en general, la transición de su etapa hacia la adolescencia. El despertar sexual, las transgresiones, el tabú, son ejes sobre los que gira su tormentosa vida, quizá algunos por naturaleza propia o quizá por evasión. En esos cambios, de igual manera, se encuentra su conflicto con Dios —ese ser al que no quiere visitar jamás a pesar de la imposición conservadora de su familia por no haber salvado a su hermano—:  

 

—Alguna vez me gustaría ir hasta mí —digo en voz baja, y me clavo la chincheta en la carne suave del ombligo.

         Me muerdo el labio para no hacer ruido. Un hilillo de sangre corre hacia la goma de mis braguitas y me impregna la tela. No me atrevo a quitarme la chincheta por miedo a que la sangre salga disparada en todas direcciones y todo el mundo sepa que no quiero ir con Dios, sino conmigo misma.

 


         Es la travesía hacia ella misma lo que envuelve en un tono maravilloso a esta magistral obra. La protagonista encara su duelo personal y luego el duelo que le toca vivir por la omnipresencia de la muerte de maneras inimaginables. Marieke Rijneveld es una artista de la palabra al momento de describir los cuadros cotidianos de esa familia en la granja, para capturar la fragmentación que supone la pérdida y las vidas errantes dejadas a la deriva por la pérdida del hijo/hermano. Y añadiendo la enorme capacidad para retratar el espacio rural con todo su azar, su salvajismo y majestuosidad como un ente vivo, esta narración se convierte en una de mis favoritas de toda la vida.

        

En conclusión, La inquietud de la noche se lleva un galardón más que merecido. Es una obra que desafía las convenciones humanas, que encara las tragedias y que demuestra una extraña sensibilidad ante ese caos apropiado al perder a alguien. Sin duda, todos seguiremos la pista a esta talentosa autora. Solo puedo decir que los libros siempre llegan en el momento adecuado y que pocos escritores tienen el talento de hacer acopio de sus tragedias personales (la autora se inspiró en la muerte de su hermano al ser atropellado por un autobús) para trasladarlas a un terreno que se saborea universal. La noche con su devastación indudablemente seguirá inquietando a miles de lectores alrededor del mundo. ¿Ustedes serán uno de ellos?

          

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