Reseña de: Días de Sangre y Resplandor. Laini Taylor.

Érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron y osaron imaginar una nueva forma de vivir —una sin masacres, ni gargantas desgarradas, ni hogueras en las que se quemara a los caídos, sin resucitados, ni ejércitos de bastardos, ni niños arrancados de los brazos de sus madres para cumplir su tarea de matar y morir—.Una vez, los amantes yacieron entrelazados en el templo secreto de la luna y soñaron con un mundo que era como un joyero sin joyas —un paraíso a la espera de que ellos lo encontraran y lo llenaran con su felicidad—.* * *Aquel mundo no era este.

Título: Días de sangre y resplandorTítulo original: Days of Blood and StarlightSaga: 2º Hija de humo y huesoAutor: Laini TaylorEditorial: AlfaguaraEncuadernación: Rústica con solapasNº Páginas: 512Precio: 17,50€ISBN: 9788420413969

La estudiante de Arte y aprendiz de monstruos, Karou, tiene por fin las respuestas a las preguntas que se lleva haciendo desde niña: por fin sabe quién es y, sobre todo, qué es. Pero junto a esta verdad ha conocido otra mucho más dolorosa: el ser al que ama es su peor enemigo, responsable de la traición más terrible y del dolor de todo un mundo. 
En esta segunda parte de la mundialmente aclamada Hija de humo y hueso, Karou deberá decidir hasta dónde es capaz de llegar para defender a su pueblo. Llena de dolor y belleza, secretos y decisiones imposibles, Días de sangre y resplandor encuentra a Karou y Akiva en dos bandos enfrentados cuando una antigua guerra vuelve a desatarse. 
Mientras Karou y sus compañeros construyen un ejército quimérico en un mundo de polvo y estrellas, Akiva lleva a cabo otro tipo de batalla, la de su redención, la búsqueda de esperanza. Pero ¿puede la esperanza escapar de las cenizas de un sueño roto?

Acomodando mis ideas, comenzaré la reseña hablando de la ubicación temporal  y espacial de esta continuación de la trilogía Hija de Humo y Hueso. El primer capítulo comienza dándonos una introducción a los avistamientos de ángeles en Praga, con Mik, Zuzana y Kaz, aislados por completo de Karou, cuya existencia transcurre en un castillo de arena en Marruecos cooperando con su peor enemigo, una vez que han transcurrido los días de su visita a las Ruinas de Loramendi.

La historia no se estanca en la nueva vida de Karou luego del estrepitoso impacto que sufrió en el final del primer libro, sino que relata desde la perspectiva de las acciones de Akiva la atmósfera entre los serafines en Eretz e inclusive, las acciones de la tierna pareja de humanos Zuzana y Mik. Oh, Zuzana y Mik. El inicio, a simple vista puede parecer lento, pero tiene sus justificaciones; explicar el origen de la problemática entre las quimeras y ángeles, cómo se va tornando la guerra entre los bandos, la situación entre los protagonistas y los giros que podrían cambiar drásticamente los destinos de ambos. Sin embargo, algo que extrañé de este libro fue la actividad de Karou. Casi no relució su espíritu guerrero, altivo, seguro, fuerte... sino que sus miedos y pesares guiaban sus acciones, la mantenían encadenada. ¿Pero quién no lo estaría? 


Una vez que se hayan introducido los nuevos personajes (cabe resaltar que éstos nos atraparán con su historia o los odiaremos, pero tomarán gran parte del protagonismo en la trama), lugares de Eretz que no habíamos conocido antes (se incluye un mapa en el inicio del libro), la historia toma un giro vertiginoso y la atmósfera nos envuelve con más vigor que su antecesor. ¿Las razones? La trama es más profunda, logra darnos un panorama más amplio de la guerra entre los dos bandos, su forma de vida, sus líderes, sus ejércitos, en fin, toda la situación quimérica-angelical. Y la forma en cómo se nos cuenta no es la típica tragedia de la guerra, de llantos, familias perdidas, vidas, etc...sino que le da un toque que aborda muchas perspectivas más; los deseos venganza, el rencor permanente, el trato de esclavos, la transformación de los seres seráficos en meras piezas del ejército y una historia de amor destrozada por la traición, una historia de amor que es capaz de cambiarlo todo, como dice al principio.
A esto viene una de mis frases favoritas:

 “No podemos esperar que el mundo sea mejor de lo que lo hacemos.”

¿Cómo se puede cambiar un mundo azotado por la guerra en un mundo donde haya cabida para el amor, un amor del pasado pero que puede cambiar el futuro? Esto lo descubriremos con las acciones que tomen los amantes Karou y Akiva, mientras sus enemigos intentan...saciar su sed de venganza de un modo despiadado.

“Soy una entre un billón. Soy polvo de estrellas reunido momentáneamente en un cuerpo. Me desperdigaré. Algún día, ese polvo se transformará en otras cosas y yo seré libre.”

Lo mejor de este libro son sus escenarios, la forma de explorarlos, de describirlos y de llenarlos con esas criaturas tan interesantes surgidas de la magnánima e infinita imaginación de Laini Taylor. La evolución de los personajes me dejó admirado, al igual que sus decisiones y su perfil. El enfrentamiento entre quimeras y ángeles fue abordado con toques reflexivos, originales.

IMPACTANTE fue el final, y más cardiaco aún es que el tercero comenzará en el punto en que éste termina. !8 DE ABRIL es el lanzamiento en Inglés!

En conclusión, esta continuación es asombrosa por el estilo en el que se narran los sucesos, las acciones, los mundos, los personajes, las criaturas de Eretz, las tribus y el ambiente en que una única historia de amor se desenvuelve entre bandos enfrentados. Laini Taylor no sólo ha creado un mundo de desbordante imaginación, sino un UNIVERSO de infinitas reflexiones acerca del amor inolvidable, la lucha por la paz, por un mundo diferente y la confianza en nuestros anhelos. A la par de la imaginación de la escritora va el inmenso aprecio a una obra original, bien tramada, con sucesos épicos y escenarios de verdadero y cruel realismo en aras de una guerra. 

 A esta obra sin pensarlo le daría 5 tridentes, sin embargo, le resto .5 por las ligeras faltas de ortografía (mezcla de algunas letras mayúsculas al final o en medio de la palabra o la escritura de <<facíl>>) y por la nimia  "pasividad de Karou" al inicio.