Se imaginó en un campo, más allá del Páramo, con pastos altos meciéndose al compás de la música; se imaginó en una sala insonorizada en Colton, donde las notas flotaban y se refractaban contra las paredes blancas; se imaginó solo. No solitario. Simplemente… libre.
El mundo cae a pedazos.
Y ellos también.
Kate Harker no teme a los monstruos. Los caza. Y
lo hace muy bien.
August Flynn alguna vez tuvo el anhelo de ser
humano. Pero ya no. Tiene un papel que cumplir. Y va a cumplirlo, cueste lo que
cueste.
EMPEZÓ LA GUERRA. LOS MONSTRUOS ESTÁN GANANDO.
Kate tendrá que regresar a Verity. August tendrá
que dejarla entrar otra vez. Y un nuevo monstruo espera... un monstruo que se
alimenta del caos y que hace aflorar los demonios internos de sus víctimas.
¿Cuáles serán más difíciles vencer: los monstruos
contra los que pelean, o sus monstruos internos?
¡Hola, mestizos! En esta ocasión
les reseñaré un libro que había estado esperando desde hace mucho tiempo. Para
mi desgracia, Una canción salvaje me
había dejado con un suspenso insoportable, por lo cual cuando esta secuela por
fin llegó me sentí aliviado y con muchas ganas de devorarlo (sin pensar que terminaría por devorarme a
mí, como les platicaré más adelante).
Es
difícil poner en palabras sobre lo que va esta segunda entrega sin arruinar su
lectura, pero diré que han pasado seis meses desde los últimos sucesos de la
primera parte; los protagonistas están divididos (Kate en la ciudad de Prosperity
y August en Verity) y cada uno en diferentes roles. Asimismo, hay nuevos
monstruos que acechan –monstruos con entidades muy malignas y auténticas a los
que la autora les sacó mucho provecho para aumentar la tensión y el peligro–. Debo
admitir que en un inicio (y esto se debe a los meses que pasaron entre la
lectura del libro anterior) no sabía ABSOLUTAMENTE nada de lo que estaba
pasando y por qué, ni dónde habían terminado los hechos de Una canción salvaje y cómo se conectaban con éste. Sin embargo,
conforme pasaban las páginas pude adentrarme de nuevo en este mundo tan
original y con esa cadencia de Schwab quedé inmerso de principio a fin en cada
uno de los escenarios (aunque me tomó varias páginas).
Un dueto oscuro, ya una vez que le hube
cogido el ritmo, logró cautivarme incluso más que la primera parte. En esta
entrega tenemos dinamismo, acción en cantidades precisas e intensas, mucho
peligro para los protagonistas, nuevos (y macabros) villanos y muchas
locaciones que no se habían explorado antes. Los nuevos antagonistas me
quitaron el aliento, cosa que no logra cualquiera, y la prosa de la autora se
ha mejorado sobremanera al resultarme tan humana, poética y emotiva. Sin duda
supo detallar cada escenario sin que resultara relleno, además de adentrarse en
los sentimientos de los personajes para conocerlos mejor, tanto en su lado más
noble como en su lado más maquiavélico.
Profundizando
más en los personajes, Victoria Schwab se superó al explorarlos más y reflejar
su crecimiento. Ambos con sus luchas internas no solo se enfrentan a esos
enemigos sino también a sus demonios internos. Kate, August y todo el conjunto
de los personajes se notan más evolucionados en esta secuela –y es algo que se
agradece mucho porque están a la altura de la historia en sí–. Es imposible no
enfatizar con al menos uno. Sin duda me produjo mucha nostalgia leerlos en
contraste a la primera parte de la bilogía.
En
cuanto a la conclusión que le dio la autora, debo advertirles que me resultó
catártica y completamente inesperada. Me dejó sin respiración, sin poder creer
lo que había leído. Sin embargo, creo que no pudo haber sido de otra manera; así
me resultó creíble, verosímil, por más que resultara doloroso.
Finalmente,
solo queda recomendarles esta bilogía al mil por ciento. Es una historia
creativa, alucinante y muy bien elaborada. Sus personajes, su rica ambientación
y su imaginario me produjeron horas de intenso placer, con emociones muy
variadas y con esa sensación de haber tomado uno de los mejores viajes de mi
vida.
Espero
que le den una oportunidad a esta bilogía, porque de que merece la pena, lo
merece. ¡Saludos con Hermes!
Créditos de esta foto: Daniela Gil –¿Por qué la belleza produce el mismo efecto que el dolor?–Tal vez sea una especie de piedad.
2 Comments
Hola!
ResponderEliminarNo he leído el primer libro y estoy deseando hacerlo. A ver si me hago con él.
Besitos :)
Vaya, pues sí que te ha gustado. No ho sé, me llama la atención, pero no termino convencida. Miraré más reseñas y ya veremos. Magnífica entrada.
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.
¡Gracias por comentar!
Regreso todos los comentarios :), solo pido un poco de paciencia por los días de clases.
Recuerda comentar con respeto y sinceridad. Nada es más valioso para los dioses que un comentario con buena ortografía.
¡Saludos con Hermes!